domingo, mayo 22, 2005

El tabaco y sus implicaciones

Mañana 22 de Mayo se cumplen 8 meses desde que dejé de fumar. Esto me trae a la mente una discusión que tuve con una amiga que también lo está dejando. La cosa fue más o menos así:
YO: Pues ya llevo siete meses y pico sin fumar.
AMIGA: ¿Sin fumar nada de nada?
YO: ¡Hombre! Algún día que salí eché un cigarro o dos, pero vamos, que al día siguiente no me acordé para nada del tabaco.
AMIGA: Eso da igual. Sí andas coqueteando con el tabaco vas a volver a caer, a mi ya me pasó. Crées que lo controlas, pero no es así.
YO: No, de eso nada. Yo no creo que lo controle, porque a mi también me pasó ya y sé que puedo volver a caer, pero no pienso dejar que eso me amargue la existencia.
AMIGA: Pues yo ya llevo unos cuantos días sin fumar y no pruebo un cigarro por miedo a volver a caer.
YO: Yo no lo veo así. La verdad es que prefiero volver a caer que vivir con el miedo de volver a caer. Puestos en el peor de los casos, de volver a caer, pues toda esa angustia que me ahorro.
AMIGA: No, cualquier excusa es buena para dejar de fumar: sea salud, ahorrar o miedo.
YO: No estoy de acuerdo. Yo creo que hay muchas buenas razones para dejar de fumar, pero no incluiría el miedo.
AMIGA: ¿Por qué no?
YO: Porque puede que sea práctico para dejar de fumar, pero no lo es para vivir sin miedo.

Lo que yo quiero decir con esto es que, para mí, es más valioso el bienestar general que el mero y prosaico hecho de fumar o no fumar. ¿Qué es más importante? ¿Estoy en lo cierto o me equivoco? Estoy seguro de tener razón, pero tengo en cuenta que podría estar equivocado. Juzguen ustedes, no sin antes juzgarse seriamente.

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