miércoles, marzo 10, 2010

Magia y magia (1)

Varias leguas por delante, el grupo había llegado a la Torre de Virtus. Se trataba ésta, por supuesto, de una especie de construcción vertical consistente en algo parecido a una gran columna que, a una altura de aproximadamente veinte metros, se ensanchaba dando forma a lo que parecía ser una vivienda circular. En otras palabras, era como si una casa de planta redonda se mantuviera en equilibrio sobre una gruesa columna que hubiera brotado del suelo justo bajo su centro geométrico. En la base de la torre había un portón hacia el que se dirigió el grupo.

El portón se abrió él solo cuando se acercaron, como si los invitase a entrar. Una vez dentro, vieron que la planta baja estaba habilitada como unas caballerizas, que por cierto parecía que hubiesen preparado expresamente para ellos, pues el suelo parecía recién barrido y el heno recién cambiado. El interior de la torre era practicamente hueco: de la pared interior sobresalían unos maderos que, a modo de peldaños, formaban una larga escalera que subía en espiral hasta una trampilla abierta en el techo de madera. Tras dejar a los caballos para que descansasen en los establos, comenzaron a subir la escalera de caracol. McBean iba en cabeza, mirando en todas direcciones y aferrando la empuñadura de su espada:

-Esto no me gusta. - dijo al fin - Es como si nos estuvieran esperando...

-No hay peligro. - contestó Matt - Seguramente sea así.

-¿Qué significa eso? ¿A qué te refieres?

-Virtus es pronosticador: predice cosas, tal vez las sepa de antemano... ¿quién sabe?

-¿De veras? ¡Increíble! - exclamó Johnny.

- Bueno, supongo que eso es lo que cabría esperar del "Abuelo de Todo el Saber", ¿no?

-Cierto, - respondió McBean, y añadió para sí mismo - y, sin embargo, por alguna razón, todo esto me pone un poco nervioso...

Al llegar arriba, McBean asomó la cabeza con recelo y miró a su alrededor. Lo que vio fue una estancia bastante amplia, con suelo de madera, y numerosas estanterías que albergaban gruesos tomos y montones de rollos de pergamino. En las paredes, tambien había pergaminos, pero estos extendidos, mostrando esquemas de aparatos extraños e ilustraciones de criaturas nunca vistas, así como escritos en idiomas de caracteres ininteligibles.

Un hombre de melena castaña de la que sobresalían algunos cabellos plateados estaba de espaldas a McBean, sentado frente a un escritorio mientras garrapateaba algo con una larga pluma de faisán. Vestía una túnica de color blanco, ribeteada de rojo. Antes de que McBean tuviera ocasión de pronunciar palabra, y sin dejar de escribir en ningún momento, el hombre dijo:

-Ah, de modo que por fin habéis llegado; pasad, pasad y ponéos cómodos. Estaré con vosotros en un minuto.

Cuando todos estuvieron arriba, tuvieron que quedarse de pie, puesto que no había sitio donde sentarse, excepto el suelo. Poco después, el hombre dejaba la pluma en el tintero, se levantaba de su asiento y saludaba a todos con efusión. Parecía un hombre de avanzada edad, aunque no anciano. Tenía una larga barba castaña con algunas canas, como su pelo, y una presencia jovial aunque venerable.

-¡Bienvenidos, viajeros, a mi casa! Soy Virtus, archimago de la escuela de la Energía Eterna y consejero del rey Rodiger de Naerzonia. ¡Pero por favor, sentáos! ¡Debéis estar cansados!

El gesto con el que Virtus acompañó estas palabras hizo que todos se giraran instintivamente a buscar asiento aun sabiendo que no lo había; y sin embargo, cuando miraron, había unos sillones justo detrás de ellos que no estaban ahí antes. Tomaron asiento, y seguramente James, Rose y Johnny habrían podido jurar que jamás se habían sentado sobre algo tan increíblemente cómodo en toda su vida.

Cuando miraron frente a ellos, descubrieron que se hallaban sentados en torno a una mesa que tampoco se encontraba ahí segundos antes. Era una mesa circular, cubierta por un mantel de color granate. En este punto, todos, excepto el siempre lacónico Matt, daban muestras de su sorpresa.

-¡Bien! - dijo Virtus - Ya conozco a Matt Gunter, embajador del Clan del Lobo; pero, ¿y los demás? ¿Cómo os llamáis?

- Yo soy Andrew McBean, y estos son James, Rose y Johnny. Hemos venido porque...

-¡Basta, basta! - ordenó Virtus - ¡Tiempo habrá para explicaciones mientras cenamos! Con vuestro permiso, pondré la mesa...

-¿Quiere que le ayudemos? - ofreció Rose.

-Oh, eres muy amable, pequeña, pero no será necesario: tan solo un segundo...

Y entonces Virtus agarró el mantel, tiró bruscamente de él y ahí, inexplicablemente, había servido todo un banquete: pavo asado, costillas de cerdo, guiso de ternera, una gran fuente de ensalada, frutas de todo tipo, una bandeja de dulces así como platos y cubiertos frente a cada comensal. Todos (excepto Matt, por supuesto) miraron la escena boquiabiertos. Sólo Johnny acertó a decir:

-Pero, ¿cómo lo ha hecho?

Virtus se limitó a sonreir, y encogiéndose de hombros, respondió:

-¡Magia!

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