Pues esta noche en lugar de dormir me han salido dos poemas, con lo cual la doy por bien aprovechada, supongo; no todos los... meses escribo un poema, no digamos uno decente, y no digamos dos.
BAJO LA SOMBRA DE LOS AVELLANOS.
Un día, que tal vez nunca ocurrió,
a enamorarse jugaban dos guajes;
miradas, guiños, cariño, mensajes,
pólvora humana la luna prendió.
Bendita inocencia (o puede que no),
se dijeron "sí" sin boda y sin trajes;
Sudados, mudos, desnudos, salvajes,
dos cuerpos en uno el sol descubrió.
¡Maldito "adiós" que malparió el infierno,
el olor de ambos aún en las manos!
Mas el maleficio no sería eterno:
Siguieron viéndose ciento veranos;
fuego secreto que aguanta el invierno
bajo la sombra de los avellanos.
(y el otro poema... ah, qué sabe nadie...)